Martes 23 de agosto, comienza
desde Valencia el viaje de 1500 kilómetros, será una ruta en calma, llena de
paradas que me permitan conocer fugazmente diversas poblaciones y muy poco
gastronómica.
donde me encuentro con otro motero que viene desde la India atravesando Irán, Turquía en pleno golpe de estado…mi pequeña aventura se hace aún más minúscula, intercambiamos opiniones durante una hora y continúo mi marcha por un buen asfalto de nacional, con alguna curva y un paisaje de color pajizo mezclado con el verde de algunos girasoles, hasta detenerme en Almazán a mitad tarde, donde me doy cuenta que no llevaba nada más que un sándwich y cafeína en el cuerpo, así que decido hacerme un bocadillo de jamón, a cambio de que me guarden la mochila para visitar la población, parada muy recomendable donde aún se ve algún resto de su muralla medieval y su iglesia románica.
Preparado para finalizar la
primera etapa, realizo este tramo por una autovía desierta hasta la llegada a
Soria, donde me hospedo en Solar de Tejada, limpio, con encanto y muy céntrico,
con un garaje cercano por 3 € la noche, todo un acierto. Cena de tapas en la
plaza adyacente, callejeo nocturno encontrándome con el ambiente de Machado,
fachadas de iglesias y palacios bien iluminados, el sueño vence y pronto a
dormir.
El segundo día no me puedo ir sin
visitar esa ciudad que tanto me gustó la noche anterior, así que desayuno en el
York, paseo por sus calles peatonales encontrándome con ruinas del románico,
palacios monumentales
y visita recomendada y obligada ya en moto a San Saturio
para despedirme de Soria, se había hecho tarde, así que repostaje y
nacional correcta hasta llegar a El Burgo de Osma, camino por su calle mayor
para visitar su catedral y breve parada para tomar una chistorra en los
soportales de la plaza, no podía comer mucho, me esperaba la mejor carretera
del día atravesando el parque natural del Cañón del Río Lobos
curvas para disfrutar y soltar
adrenalina antes de llegar a un lugar de paz y recogimiento como es Santo
Domingo de Silos,
donde todo tiene un orden y está en calma, visita a esa maravilla de
claustro románico y salida con prisas porque duermo en Logroño y son ya las
17:30, no da tiempo a visitar Burgos y además hay que atajar, así que me salgo
del guión alentado por cuatro personas diferentes cuando lleno el depósito en
Salas de los Infantes. Las palabras “buen asfalto” tienen un valor diferente al
mío, para ellos
buen asfalto es carretera bacheada, con algunas vacas, corzos, restos de
desprendimientos en el asfalto y aunque haya poco tráfico, los conductores
llevan un piloto de rallyes en su interior, incluidos los camiones que no sé
dónde pueden ir por allí. Así que alerta máxima con el cansancio del día,
mirando el piso para ver si hay monas de vaca para saber lo que me puedo
encontrar en la siguiente curva en medio de la carretera, sino son piedras o un
piloto de competición. De repente, en Venta de Gollo se produce un milagro,
aparece un firme estupendo, en una carretera llena de curvas donde las puedes
enlazar sin estar ni un segundo la moto recta, fuera el cansancio y soltando
toda la rabia contenida llego hasta el autovía que me da entrada a Logroño a
las 20:45. Ducha, calle Laurel donde tapear y visita nocturna por la ciudad que
dejaré sin apenas visitar.
La tercera etapa empieza con un pincho de tortilla y la revisión de la
ruta,
deseando ascender Puerto de Piqueras, desde que se sale de Logroño
empiezas a disfrutar de la nacional, curvas, paisajes, acompañas al río Iregua
y de Piqueras, que obliga a la carretera a retorcerse, para mayor disfrute de
repente te encuentras ese cartel que muestra un desvío para quien lleva exceso
de gálibo, N-111a, el puerto de montaña con un perfecto asfalto te invita a
exprimir un poco más el puño, una muy buena manera de empezar el día, posiblemente la mejor experiencia del viaje.
Sin entrar en Soria un poco de carburante y carreteras de Castilla,
rectas y más rectas, sobre las 13:00 veo un cartel de Torrelapaja (Zaragoza) en
fiestas y una barra en medio de la calle, frené en seco, dos pinchos con
cafeína y diálogo con los lugareños para ver si tomaba la carretera que me podía
llevar hacia el Monasterio de Piedra, pero nada más verla se me quitaron las
ganas y continué hacia Daroca, donde el bar que hay en la plaza de Santiago
nunca falla, vuelta breve para recordar buenos momentos de otros viajes y
dirección a Poveda de la Sierra (Guadalajara) doy un poco de vuelta, pero mis
posaderas no se juegan una carretera como la del día anterior, así que voy
sobre seguro buscando la Sierra de Albarracín, llegada a Orihuela del Tremedal
con descanso de unos minutos para que no haya ninguna confusión en el final del
día. Una vez seguro cierro de nuevo la visera del casco para disfrutar de la
solitaria TE-V-9021, un firme perfecto con muy poco tráfico, otra perla
encontrada en el viaje, que me permite acabar con buen sabor de boca mi llegada a Teruel. Agotado, paseo tranquilamente visitando el mudéjar,
que veía desde la moto rápidamente durante la segunda mitad del día.
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